lunes, 28 de abril de 2014

Teoría del individuo 'A' respecto a 'B' y 'C'

Podría desarrollar alguna teoría, e incluso establecer una postura que afirme que la felicidad de un individuo está directamente ligada, sin conectores, al resto de individuos que le rodean. Por lo tanto, si al individuo 'A' le ocurren solo cosas buenas proveedoras de felicidad con un individuo 'B', y en cambio, con un individuo 'C' solo está en los momentos de más decadencia, o incluso está en todos los momentos, se hace rutinario y si la vida de 'A' es triste y carente de chispazos de felicidad, 'A' tendrá un sentimiento de más afecto hacia a 'B', porque le transmite esa felicidad casi continua, que a 'C', porque le hace ver lo oscuro y triste de su más íntima persona.

Ahora bien, moralmente no es justo tener más afecto hacia 'B' por estar en esos momentos de felicidad, como tampoco lo es dejar de apreciar a 'C'. Moralmente, la relación con 'C' vale mucho más, aunque la conciencia utilitarista y pragmática corrompa el sentir de 'A'.

Todo esto independientemente del sentimiento que cause 'A' en los otros dos individuos, claro está, pero presuponemos un mínimo de aprecio.


Podría desarrollar la teoría, pero prefiero dejarla en modo libro de filosofía de primero.

martes, 15 de abril de 2014

El espectáculo de la semana santa

Una vez más, no puedo contenerme y tengo la necesidad de hacer la crítica social al ver que un acto puramente religioso y cultural para el practicante como son los sucedidos año tras año durante la semana santa son vistos y aplaudidos por esos que, fuera de esta semana, se dedican a criticar a aquello que representan las imágenes que adoran durante siete días. 

Hace poco me escribió un amigo por WhatsApp que si mañana iba al centro, y le respondí que si no es con un tanque, nada. Estaba buscando a gente para ir a la playa mañana, y seguramente no iré, pero no porque esté en el centro con la masa en ese reparto peculiar de máscaras entre el público generalmente adolescente al que centro mi crítica, hacia quienes llenaría de plomo si nos salimos de la metáfora, sino porque son las cuatro de la madrugada y estoy pegado al teclado. Bien, pues este gran amigo, uno a los que más aprecio puede tenerle un ser como yo, me dijo que cierto grupo de personas estaban en el centro, siendo en su mayoría ateos viendo madera procesionar, como ellos dirían un cinco de junio, por ejemplo. Son fechas en las que, por presión social, el ateo se hace devoto, a su manera. Donde estos individuos van de penitencia haciéndose fotos con cada colega que ven, donde las nazarenas, debajo de la túnica no son precisamente santas, y avisan la llegada de un Señor en el que no creen. Hombres de trono que levantan el pulgar a la cámara que le retransmite y abandonan cuando se cansan de tirar de tanto peso, niños de papá que van en su peculiar masa en la que el pase vip es tener un iPhone y unas Vans a deambular sin rumbo a la espera de que el paso de los años los convierta en esos cerdos con dinero que ocupan las tribunas, fomentando que se haga de un culto religioso, un espectáculo del que sacar beneficio económico, la falta de respeto por parte del público en general ante lo que para unos pocos tanto significa...

La impotencia de saber que con el valor económico de las obras expuestas en las calles se podría moderar tanta pobreza en la que dicen rodearse tantas hermandades hace aveces que lo bonito que pueda encontrarle se rompa por el odio al clero, la falta de coherencia e hipocresía. Y encima ver a la legión dando espectáculo y haciendo el ridículo con la cabra.

Recuerdo algo que me contaba mi abuelo, y es que cada martes santo se iba al pueblo a llevar en via crucis a un cristo de allí, y que todo el mundo iba callado y respetando la imagen. Ahora las procesiones se han convertido en una cabalgata religiosa. Se ha perdido lo serio del acto, su esencia. Por cosas así pienso en muchas ocasiones que habría sido más feliz si hubiera nacido un siglo atrás... Las generaciones jóvenes eran más decentes.



Perdonad si no se lee muy claro, pero necesitaba soltarlo, y la idea está presente, siempre suele ser la misma. Extinguíos. 

domingo, 6 de abril de 2014

Las personas más felices

Las personas más felices son aquellas que tienen una idea en la que creer. Tienen algo que les sostiene moralmente.
Un marxista o un católico podría decirme que es más feliz que yo. Y les contestaría que lo son en base a una falsa idea. Una mentira manipulada. Y obviamente, creerán que ellos están en lo cierto. Hablando con propiedad y coherencia, en SU cierto.