miércoles, 1 de enero de 2014

Somos seres acuáticos

Para este año nuevo me propondría mil cosas. Mejorar en muchos aspectos y perfeccionar otros. O simplemente empezar ciertos hábitos y abandonar otros. Podría cuidarme más, mirar más hacia el futuro. Podría hacer todo aquello que me propongo año tras año, y que tras año se desvanece. Es el mismo humo del mismo cigarrillo que todos los años de dispersa en la inmensidad de una atmósfera que equilibra ilusión con realidad. Así que, ¿para qué engañarnos? No voy a cambiar mi forma de ser ni de pensar, porque va por un cauce que arrastra otras ideas, así que simplemente me iré completando y perfeccionando. Igual ese cauce solo es un afluente que alimenta a un gran río. Quien sabe si no es ningún cauce, y es una ilusión, dentro de un gran volumen de agua con sólo corrientes en el mar. O un lago, cuyas aguas están estancadas y las intenciones flotan o quedan suspendidas en ellas. O peor aún, un pantano que contiene ramas en sus profundidades que atrapan esos sueños y los ahogan... Como dijo un gran amigo que conocí a finales del pasado año 2013, "Mis amigos son ese salvavidas que evitan que me hunda en ese mar se tristeza." Discrepo bastante, porque igualmente sigues en el agua, sólo que no tienes que preocuparte por seguir en la superficie. O no tenerlo tanto en cuenta, pero es algo que da que pensar. Esto depende, aplicando a lo dicho anteriormente, de las aguas en las que habite cada uno. La idea es estar en movimiento. No estancarse. Sobre todo evitar eso. Que las ilusiones no se hundan, que la fuerza no se vaya al fondo del río, mar, lago o pantano. Saber habitar en las aguas de cada uno.