lunes, 5 de junio de 2017

Nota de autor

No es que tenga demasiadas conversaciones abiertas, así que las preguntas me las hago yo. ¿Por qué no va a salir a la luz? ¿Por qué he borrado las últimas entradas que publiqué aquí?

Desde hace muchos años sentí que las letras entre las que no podía evitar perderme estaban ordenadas en verso. En algún momento decidí empezar a escribir, dentro de mí había ideas, emociones, hielo y fuego que necesitaban salir de algún modo. Empecé a escribir, de aquella manera.

Con el tiempo, los versos fueron madurando. Nació entonces una voz propia; cada texto tenía una voz propia, un estilo, unos rasgos que podrían diferenciar el conjunto de ellos. Pero el ritmo y la lírica no lo son todo. La forma y el relato nunca fueron suficiente. Este es el motivo, esta es mi respuesta.

Las experiencias que he vivido, las emociones que he sentido, para nada eran fieles a lo que escribía. Todas mis letras eran grises, cada estrofa escondía un puñal, tal vez imaginario, qué sé yo. No es poesía. Hubo un momento en que lo creí, pero hoy tengo la certeza.

Coincide con el nacimiento de Lorca esta conclusión. Pura casualidad, solo eso. Decía el poeta que este género no quiere adeptos, quiere amantes. Y, si nunca he sabido amar bien, ¿cómo iba a escribir algo que estuviera a la altura de lo que decía el corazón? Nunca fue suficiente.

Cuando acertaba en la forma, estructura, ritmo... Fallaba el relato. Cuando era fiel a la realidad, cuando escribía sobre lo bello que tenía cerca en aquel momento, fallaba la forma. He pasado mucho tiempo ignorando al fantasma que me dice que no es suficiente, pero hoy conozco la realidad. Ni fue suficiente aquello que escribí, ni estuvo a la altura.

En esta última etapa han surgido algunos... "textos". No me atrevo a llamarlos poemas ya. De cualquier manera, tenían la misma tonalidad que los anteriores. Ese gris oscuro, casi artificial. Sin embargo, me he centrado más a la crítica, a escribir reseñas. La sensación de que nadie te lee en los comienzos es normal. Sin embargo, cuatro años no son ningún comienzo, cuatro años son muchas oportunidades, y no es casualidad esta sequía de ojos que miran lo que escribo.

No es una derrota, es una determinación. Mi labor por la poesía no estará en las estanterías, no seré citado, no se me recordará. Mi labor está, como decía antes, en la crítica. Confiar en mi criterio. Ese mismo que me dice, "no publiques nada".

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