viernes, 28 de julio de 2017

Fuerzas mayores

Cinco minutos bastan 
para soñar toda una vida, 
así de relativo es el tiempo.

No fui yo quien abrió la caja que se escondía en un altillo del armario. Sobre las camisas y entre las sábanas viejas solía descansar. No fui yo, lo juro. Fue un poema el que la bajó de ahí. Al abrirla encontré un mundo apenas imaginado. Encontré la levedad del deseo, el recuerdo lento que deambula por la memoria, las caricias que no son. Todo eso encerrado entre cuatro o seis paredes de cartón. Un viaje, vasos vacíos, cartas y sobres sin remitente... Marcos que guardan fotografías inmortales; sería una contradicción deshacerse de ellas.


No te rindas 
que la vida es eso, 
continuar el viaje, 
perseguir tus sueños, 
destrabar el tiempo, 
correr los escombros 
y destapar el cielo.


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