jueves, 15 de junio de 2017
domingo, 11 de junio de 2017
Fue precioso el funeral
Tengo algo que decirte, y espero que sea la última vez. No puedes girar constantemente alrededor de una verdad mientras la manchas de mentira, hasta el punto de creer que no es cierta. No puedes engañarte si es cierto lo que dices, a no ser que me hubieras mentido. Terceras, cuartas, quintas partes... Todas ellas acabaron un con "este es el final". No puedes acercarte a las ruinas y gritar que se levanten. No sirve de nada pedir que vuelvan a ser hogar.
"Márchate, esta tierra está maldita".
Sobran, sobran todas las palabras que pueda decirte, porque todas están dichas. No te pido que creas en las mías, sé que no solías hacerlo. Solo te pido que te creas tu mentira o tu verdad, pero que te lo creas. Inventa el escenario perfecto, da rienda suelta al viento que me haga marchar lejos sin que sea yo el que se mueva. De nada sirve llorar sobre la tumba abierta de un vivo.
Nunca hablé de faldas, y las palabras eran del poeta, no mías. Nunca tuve la incierta certeza de que solo pudiera estar contigo o contra mí, porque eso solo ocurre cuando no es tarde, y ya lo es. Porque ya no hay donde pueda habitar, porque, como has visto, solo quedan ruinas. Y no te culpo, de veras. Solo te pido que aprendas de mí, y, por una vez, cargues con una derrota sobre tus hombros. Tengo algo que decirte: espero que sea la última vez.
"Márchate, esta tierra está maldita".
Sobran, sobran todas las palabras que pueda decirte, porque todas están dichas. No te pido que creas en las mías, sé que no solías hacerlo. Solo te pido que te creas tu mentira o tu verdad, pero que te lo creas. Inventa el escenario perfecto, da rienda suelta al viento que me haga marchar lejos sin que sea yo el que se mueva. De nada sirve llorar sobre la tumba abierta de un vivo.
Nunca hablé de faldas, y las palabras eran del poeta, no mías. Nunca tuve la incierta certeza de que solo pudiera estar contigo o contra mí, porque eso solo ocurre cuando no es tarde, y ya lo es. Porque ya no hay donde pueda habitar, porque, como has visto, solo quedan ruinas. Y no te culpo, de veras. Solo te pido que aprendas de mí, y, por una vez, cargues con una derrota sobre tus hombros. Tengo algo que decirte: espero que sea la última vez.
No te dicho aún,
fue precioso el funeral.
Te transfiguré,
Te transfiguré,
una muesca que sabré disimular.
Con los cambios de estación
Con los cambios de estación
puede doler.
Ha sido un placer,
Ha sido un placer,
buena suerte, apártese.
lunes, 5 de junio de 2017
Nota de autor
No es que tenga demasiadas conversaciones abiertas, así que las preguntas me las hago yo. ¿Por qué no va a salir a la luz? ¿Por qué he borrado las últimas entradas que publiqué aquí?
Desde hace muchos años sentí que las letras entre las que no podía evitar perderme estaban ordenadas en verso. En algún momento decidí empezar a escribir, dentro de mí había ideas, emociones, hielo y fuego que necesitaban salir de algún modo. Empecé a escribir, de aquella manera.
Con el tiempo, los versos fueron madurando. Nació entonces una voz propia; cada texto tenía una voz propia, un estilo, unos rasgos que podrían diferenciar el conjunto de ellos. Pero el ritmo y la lírica no lo son todo. La forma y el relato nunca fueron suficiente. Este es el motivo, esta es mi respuesta.
Las experiencias que he vivido, las emociones que he sentido, para nada eran fieles a lo que escribía. Todas mis letras eran grises, cada estrofa escondía un puñal, tal vez imaginario, qué sé yo. No es poesía. Hubo un momento en que lo creí, pero hoy tengo la certeza.
Coincide con el nacimiento de Lorca esta conclusión. Pura casualidad, solo eso. Decía el poeta que este género no quiere adeptos, quiere amantes. Y, si nunca he sabido amar bien, ¿cómo iba a escribir algo que estuviera a la altura de lo que decía el corazón? Nunca fue suficiente.
Cuando acertaba en la forma, estructura, ritmo... Fallaba el relato. Cuando era fiel a la realidad, cuando escribía sobre lo bello que tenía cerca en aquel momento, fallaba la forma. He pasado mucho tiempo ignorando al fantasma que me dice que no es suficiente, pero hoy conozco la realidad. Ni fue suficiente aquello que escribí, ni estuvo a la altura.
En esta última etapa han surgido algunos... "textos". No me atrevo a llamarlos poemas ya. De cualquier manera, tenían la misma tonalidad que los anteriores. Ese gris oscuro, casi artificial. Sin embargo, me he centrado más a la crítica, a escribir reseñas. La sensación de que nadie te lee en los comienzos es normal. Sin embargo, cuatro años no son ningún comienzo, cuatro años son muchas oportunidades, y no es casualidad esta sequía de ojos que miran lo que escribo.
No es una derrota, es una determinación. Mi labor por la poesía no estará en las estanterías, no seré citado, no se me recordará. Mi labor está, como decía antes, en la crítica. Confiar en mi criterio. Ese mismo que me dice, "no publiques nada".
Desde hace muchos años sentí que las letras entre las que no podía evitar perderme estaban ordenadas en verso. En algún momento decidí empezar a escribir, dentro de mí había ideas, emociones, hielo y fuego que necesitaban salir de algún modo. Empecé a escribir, de aquella manera.
Con el tiempo, los versos fueron madurando. Nació entonces una voz propia; cada texto tenía una voz propia, un estilo, unos rasgos que podrían diferenciar el conjunto de ellos. Pero el ritmo y la lírica no lo son todo. La forma y el relato nunca fueron suficiente. Este es el motivo, esta es mi respuesta.
Las experiencias que he vivido, las emociones que he sentido, para nada eran fieles a lo que escribía. Todas mis letras eran grises, cada estrofa escondía un puñal, tal vez imaginario, qué sé yo. No es poesía. Hubo un momento en que lo creí, pero hoy tengo la certeza.
Coincide con el nacimiento de Lorca esta conclusión. Pura casualidad, solo eso. Decía el poeta que este género no quiere adeptos, quiere amantes. Y, si nunca he sabido amar bien, ¿cómo iba a escribir algo que estuviera a la altura de lo que decía el corazón? Nunca fue suficiente.
Cuando acertaba en la forma, estructura, ritmo... Fallaba el relato. Cuando era fiel a la realidad, cuando escribía sobre lo bello que tenía cerca en aquel momento, fallaba la forma. He pasado mucho tiempo ignorando al fantasma que me dice que no es suficiente, pero hoy conozco la realidad. Ni fue suficiente aquello que escribí, ni estuvo a la altura.
En esta última etapa han surgido algunos... "textos". No me atrevo a llamarlos poemas ya. De cualquier manera, tenían la misma tonalidad que los anteriores. Ese gris oscuro, casi artificial. Sin embargo, me he centrado más a la crítica, a escribir reseñas. La sensación de que nadie te lee en los comienzos es normal. Sin embargo, cuatro años no son ningún comienzo, cuatro años son muchas oportunidades, y no es casualidad esta sequía de ojos que miran lo que escribo.
No es una derrota, es una determinación. Mi labor por la poesía no estará en las estanterías, no seré citado, no se me recordará. Mi labor está, como decía antes, en la crítica. Confiar en mi criterio. Ese mismo que me dice, "no publiques nada".
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