La idea ha vuelto a huir de mí.
No encuentro palabra ni imagen.
Tampoco sé qué me asusta más:
la verdad,
el tiempo
o el vacío.
Y me escondo de nuevo. ¿Qué hacer si no...? Solo quiero evitar los espejos, las fotos con polvo y demasiadas canciones. Pero aparezco conduciendo y la radio empieza por romper mi estrategia. Me salto una salida y acabo en el sitio equivocado. Cierro los ojos y la tormenta perfecta no puede romper: ya no me acuerdo del reflejo.
Pero aún sé imaginar
palabras escondidas
en el vaho.
Aunque me lo invente
todavía sueño
que sonreía.
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