Probablemente no me estés entendiendo. No hay problema, de veras. Pero el punto y coma quiere convertirse en punto y final. Aunque el guión y los actores han cambiado drásticamente desde que puse mis cartas sobre la mesa, el papel principal lo sigue interpretando un personaje demasiado estático como para introducir cambios, por menores que sean. No hay un motivo, es cierto, pero sí un cómo, y estoy cansado de apretar los dientes, de esperar, de solo hacer lo que debo, de no tener qué querer.
El conflicto aparece en el momento en que ya no quiero más silencio ni más tristeza, pero todo lo demás me parece ruido insoportable. Insoportable. Huyo entonces, miro el tatuaje con lástima, y pienso: Otra vez será.
01.08.18